viernes, 9 de enero de 2009

Telesketch


En primer lugar, felicitar el año nuevo a todos los lectores (si, no pierdo la esperanza de que algún día alguien por casualidad lea lo que pretenden ser mis reflexiones).


Como es habitual en esta época del año, la publicidad de la televisión, prensa, tiendas, etc, aparte de los tradicionales postres y comidas navideñas, está destinada al público infantil (y a sus padres, portadores de carteras), anunciando los pormenores de las consolas de última generación, el nuevo armamento de Action Man, o los nuevos pañales de cualquier bebé-meón que además llora si no se le da de comer.


Y como mi mente funciona a veces de esa manera medio retorcida (el resto del tiempo lo hace al 100%), apareció en mis recuerdos uno de aquellos míticos juegos de una infancia cada vez más lejana (o no tanto): El Telesketch.

Nunca nadie fue tan feliz con algo que consistía básicamente en polvos y rayas (no a tan tierna edad al menos xD). Me explico: con unos mandos movías un puntero horizontal o verticalmente, e intentabas dibujar lo que se te ocurriese. El juego era muy sencillo, pero intentar escribir tu nombre ya constituía una aventura. No hablemos ya de intentar conseguir una forma redondeada, u otra de la misma complejidad. Eso sí, borrar lo realizado podía hacerlo cualquiera: solo tenías que darle la vuelta y agitar.


Creo que si sigue existiendo, le regalaré uno a mis primas.